ORACIÓN DE LA TARDE
Experimente la paz y la trascendencia
Únase a nosotros los miércoles por la noche de 6:30 a 7:30 p.m. para la Oración de la Tarde (una de las liturgias u oraciones oficiales de la Iglesia) acompañada de la Adoración al Santísimo Sacramento.
Deja que los cantos serenos y edificantes dirigidos por nuestro talentoso cantor eleven tu alma. Ya sea que busques paz, belleza o un momento de conexión divina, las puertas de nuestra iglesia están abiertas para ti. Experimenta la paz que solo Cristo puede brindar.
¿Qué estás adorando?
Dios. ¡Literalmente! Los católicos creemos que durante la Liturgia de la Eucaristía (la Misa), Jesús es fiel a su palabra cuando, mientras celebraba la Pascua y sostenía el pan, dijo: “Tomen y coman; esto es mi cuerpo” (Mt 26,26). Creemos que el pan se convierte en la presencia real y verdadera de Cristo: su cuerpo y su sangre. Este proceso se conoce como “transubstanciación”, lo que significa que, aunque el pan conserva la apariencia de pan (que en realidad se parece y sabe más a una galleta), su sustancia o esencia se convierte en la presencia real de Cristo. No es el cuerpo físico de Jesús el que caminó sobre la tierra (no somos caníbales), sino una presencia real y verdadera de Cristo, no solo simbólica.
Por lo tanto, esta presencia de Cristo es permanente en el “pan consagrado”. Si bien el propósito principal de la Eucaristía es ser alimento espiritual para ser consumido, también nos acercamos al Señor presente en la Eucaristía al colocar un pedazo del pan consagrado en una vitrina conocida como “custodia” (que significa “mostrar”). Esto nos permite ver y orar en presencia de Jesucristo en la Eucaristía.
¿Puede cualquier persona asistir a la oración de la tarde?
¡Por supuesto! Aunque la Liturgia de la Eucaristía y la recepción de la Sagrada Comunión están reservadas para aquellos que han sido iniciados formalmente en la Iglesia Católica Romana, todos son bienvenidos a venir y sentarse en la presencia de Cristo Eucarístico y rezar la Oración de la Tarde. Es un momento privilegiado para abrir tu corazón a Jesús. Puede que te sorprenda lo que recibas a cambio. También es una manera maravillosa de prepararte gradualmente para participar y recibir la Eucaristía.